Dentro del Plan de Desarrollo Turístico de Sevilla, el Consorcio de Turismo construyó una instalación junto al parque del Alamillo, cuya comisión de gestión decidió incluir un proyecto para la «dinamización turístico deportiva en el entorno del parque del Alamillo». Se trataba, según justificó en su día en el contrato, de un proyecto dirigido a «la puesta en valor de recursos como el río y su dársena» que pretendía aprovechar además el tirón del parque. Para hacer viable el proyecto, se pidió la cesión de los terrenos a su titular, la Consejería de Fomento, que autorizó la misma en noviembre de 2014. El proyecto, redactado por el equipo de arquitectos de la terminal de cruceros, Hombre de Piedra y Buró4
La instalación para la dinamización turístico-deportiva en la dársena del Guadalquivir fue diseñada por Carlos Bausá y Elena de Argüeso, de BdA Arquitectos. El proyecto, encargado por el Consorcio de Turismo de Sevilla, planteó la construcción de una instalación desmontable, mediante el empleo y reuso de contenedores de transporte marítimo con los que se conformará un edificio de dos plantas junto a la dársena del río.
La instalación del edificio comenzó en el aparcamiento asfaltado situado junto al puente del Alamillo, en un lugar próximo al embarcadero construido en esa margen del río. La construcción se define como una instalación efímera de duración indeterminada, que tiene un trabajo previo en talleres para acondicionar los 11 elementos que la conformarán y prepararlos para ser instalados sin dificultad en el lugar elegido para su ubicación
La idea que se planteaba era desarrollar un espacio multiuso que incentivara las actividades turístico-deportivas en la zona, especialmente las relacionadas con el río. El programa tenía que integrar zona de gimnasio, aseos con vestuarios, almacenaje y oficinas. Al estar junto al embarcadero del Alamillo, permite un uso mejor y más intenso del mismo aprovechando la potencialidad lúdica y deportiva de la lámina del Guadalquivir.
Se aprovechó el gran canto que representa el módulo tridimensional de los contenedores para usarlos a la vez como vigas y cubierta. Gracias a ellos, se salva la luz entre dos hileras de contenedores separados en planta baja configurándose un amplio espacio central multiusos con doble altura. Los contenedores que sirven de apoyo situados en planta baja, perpendiculares a los superiores, son usados para albergar usos (aseos, oficinas, almacén) que apoyan el espacio central multiusos.
La propuesta mostró la capacidad que puede poseer una instalación no permanente de resolver con eficacia retos “arquitectónicos” reales. Se dio solución contenida, y representó una respuesta rápida y sencilla a las necesidades planteadas. Todo ello sin renunciar a su potencialidad plástica y haciendo un uso eficiente de los recursos económicos y medioambientales.
En el diseño de este singular edificio se tuvo en cuenta la eficiencia energética, por lo que se previeron una serie de aperturas que facilitan la ventilación cruzada según los vientos dominantes. Además, los módulos estaban pintados de blanco por su exterior (estaban, porque ahora solo hay grafitis), con un producto de gran capacidad aislante para evitar el calentamiento interior.
El edificio, sencillo, económico, sostenible, desmontable, ampliable y trasladable, tiene finalmente una superficie de 244 m2, de los cuales la mayor parte, 152m2, constituyen zonas diáfanas de carácter polivalente. A ese espacio se sumaron oficinas, zona de almacén y aseos-vestuarios.
La instalación de esta nueva infraestructura en el Parque del Alamillo tiene un coste de 191.520 euros, asumido por el Ayuntamiento de Sevilla, que una vez ejecutado el edificio, cedió al Parque su puesta en servicio. La Consejería de Fomento y Vivienda, que gestiona este parque metropolitano a través de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), se encargaría por su parte de dotar la instalación de las necesarias acometidas de suministro eléctrico, de agua potable y red de saneamiento.
Las nuevas instalaciones tratarían de sacar a partir de 2016 el máximo partido al pantalán de atraque de embarcaciones, en servicio desde principios de 2014 para embarcaciones sin motor, a vela y remo fundamentalmente, pero todo esto solo desde el papel, porque en la realidad éste está infrautilizado. Es más: jamás fue utilizado
La imagen actual sugiere falta de vigilancia e inexistente mantenimiento.. Un simple paseo para repasar todas estas infraestructuras sirve para comprobar que ese trabajo no se está realizando; o al menos, no de la manera conveniente. Esta plataforma no tiene luces, sufre de vandalismo y está siendo usada como embarcadero privado con mucha frecuencia y a la vista de cualquiera. Ésto dista bastante de esa excelencia turística que se pretende ofrecer en tiempos de afluencia masiva de visitantes a la capital andaluza
El proyecto estaba bajo la tutela compartida de Junta de Andalucía y Ayuntamiento, pero las labores de conservación de estos elementos corresponden en exclusiva al segundo, concretamente al área de Planificación.
En paralelo a ese ámbito puramente estético, resaltamos la desastrosa gestión de esta infraestructura, que fueron costeadas con fondos del Plan Turístico (Ayuntamiento y Junta de Andalucía)